sábado, 1 de agosto de 2009

Navarra


Navarra es una tierra muy peculiar, yo diría que algo huidiza a la comprensión de los foráneos, pues muchas cosas que aparenta ser, no son así. La fundación de su capital Pamplona-Iruña se le atribuye a Pompeyo hace dos mil años, pero no es así, era una aldea vascona, frente a la cual se levantó la fortaleza romana de Pompaelo para poder ser conquistada.
En una de las joyas de la literatura europea, La Chanson de Roland, se habla de la derrota sufrida por Carlomagno y su ejercito en el paso de Roncesvalles a manos de los árabes en el año 778, pero no es así, la derrota se la inflingieron los vascones. Navarra aparenta ser la zona marginal de la lengua euskara, sin embargo no es así, el denominado Saltus Vasconum (los pirineos navarros) fue el núcleo original del euskara que se extendió hasta Cantabria, Lleida, Aquitania (Francia) y Soria.

Las influencias de las populosas y universales fiestas de San Fermín pueden hacernos pensar que este ha sido ancestralmente su patrón, pero no es así, San Saturnino, fue el primer patrón. Y el día de San Fermín no es el séptimo día del séptimo mes del año, sino que era el décimo día del décimo mes del año.
Este mosaico romano, datado a finales del siglo I d.c. de teselas policromadas procedentes de Mendigorría y expuesto en el museo de Navarra aparenta una figura demoníaca, pero no es así, es el regreso triunfal de la India del dios Baco.
En Navarra (Nafarroa), sus tierras son peculiares sus gentes son peculiares, su historia y sus costumbres son peculiares y sus vinos, que aparentan ser normales, pero no es así, son vinos también peculiares.