sábado, 10 de diciembre de 2011


MI ANGEL

Te he visto de nuevo,
como un encuentro presagiado
en los años del olvido,
como la presencia del cofre
guardado entre los recuerdos,
como los pétalos marchitos, escondidos
entre las páginas
del libro de mis nostalgias.

Atrapada en este cuerpo, me veo,
con el arpón clavado entre mis carnes,
con el cuchillo que punzó mi corazón
y dejó la herida para siempre…
Me quedó la huella de tu paso,
el vuelo que remontaste
a pesar de mi tristeza.
Cambiaste mi vida y la mirada de mis ojos
que llevan tu presencia
día a día, como el ángel
que me acompaña, que me guía,
que ilumina mis desdichas.

Espero el encuentro
del que me preparo cada instante,
como efímero momento de partida.
Espero el jardín de tu sonrisa,
el silencio absoluto que envuelve
cada poro de mi existencia,
el suave palpitar de mi corazón fatigado
que va desprendiendo pedazos
en cada momento que el reloj avanza.
Siento el suave tacto de tus manos
el perfume de las rosas más hermosas
y la cálida luz que irradia tu etéreo cuerpo.

Eres el ángel que espera el canto
de mi último suspiro, el ramo de aromas
que ilumina mis miedos, el velero que aguarda
su partida con los ángeles que lloran
y se llevan los sueños olvidados.
La dulce espera del mañana,
el alma que habla con sus ojos
y besa con sus lágrimas
como el agua que cubre lo imposible.
Mi amor presagia, el reencuentro
en mi viaje hacia tu cielo.
Todos los derechos reservados - Elena Sánchez

2 comentarios:

Anna Genovés dijo...

Elena, amiga,

Hermoso poema de amor desenamorado, como los que yo hago a mi Amor platónico, ese que me roba el sueño y que espero ver a cada instante.

No desfallezcas, seguro que cuando no lo esperes, volverá a iluminar tu sonrisa y a curar tu herido corazón.

Yo he decidido asesinarlo, porque era tanto mi pesar y tan imposible mi sueño, que prefiero empezar desde cero y volverme a enamorar. Si lees mis poesías o incluso mis relatos “Chico Solitario”, por ejemplo. Te darás cuenta de que te digo la verdad, aunque después, en los comentarios divague y no deje de divagar…

Muchos besos, Ann@ Genovés

Elena dijo...

En este caso, querida amiga, es un amor de madre. Es autobiográfico. Es la niñá que se me murió con año y medio. Ahora tendría 18 años. Es algo que no se lo deseo a nadie del mundo, por mucho que me pueda odiar, es un dolor incomparable a ningún otro, pero el que por otro lado, me da cierta esperanza, dentro de mis creencias.